Las Confiterías de Pastelería Artesanal preparan los mejores Pan Dulces porteños

Como todos los años cuando se acercan las fiestas comienza un nuevo éxodo en las compras navideñas para llevar a la mesa. Por eso noviembre y diciembre son justamente los meses más laboriosos para las confiterías que cada mañana comienzan desde tempranísimo a elaborar productos frescos de pastelería dulce y salada.

Si bien en la última década la variedad de productos festivos fue incrementándose y hoy se ofrecen budines, galletitas, tortas, postres, garrapiñadas o turrones, lo cierto es que el Pan Dulce se lleva todos los votos y por tradición o por preferencia, es el elegido infaltable para las celebraciones.

Desde la Cámara de Confiterías de Buenos Aires de la AHRCC reivindican el rol de los grandes maestros pasteleros que trabajan a pura pasión y sacrificio de manera incansable para adornar las vidrieras con sus más tentadoras propuestas. Javier Alonso, Presidente de la Cámara, cuenta que intentan promover el consumo de productos ricos y naturales a través de la marca “Pastelería Artesanal” que se encuentra en aquellas confiterías que cumplan con todos los procesos correspondientes y entreguen buena calidad sin usar materias primas artificiales, colorantes o conservantes en sus preparados. Por eso destaca la diferencia con otras variantes de consumo masivo que hay en el mercado y le proponen a la gente elegir productos saludables elaborados naturalmente por los grandes maestros de oficio que hacen de sus masas un arte.

“En noviembre arrancó la época más fuerte para todo el gremio y la producción de panes dulces se incrementa en porcentajes abrumadores. Hoy ya son mayoría las confiterías que los elaboran todo el año porque tienen sus fieles seguidores, pero las ventas se disparan -y tanto para los que los vienen haciéndolo como para los que no- se convierte el producto más demandado durante diciembre especialmente. Aunque noviembre ya es intenso porque están los primeros que los empiezan a ver en el mostrador y quieren volver a comerlo después de unos cuantos meses seguramente” afirmó Alonso.

“Hoy son más de 70 confiterías las que forman parte de esta red de Pastelerías Artesanales” cuenta orgulloso y destaca que una de sus metas es “conseguir que el consumidor valore los principios con los que trabajamos y que comprenda que todos los que estamos de este lado nos esmeramos por ofrecer un producto noble y naturalmente saludable”.

Las confiterías de cada barrio comienzan a producir pan dulce ininterrumpidamente porque llevan su buen tiempo de preparación y en promedio por local, la elaboración diaria puede llegar en la última semana de diciembre a 500 unidades por confitería, un número que sin dudas, sumado al resto de las líneas de productos que vende un negocio normal, representa un arduo trabajo artesanal.




Fuente: Hotnew