Enero tilcareño. Diario de viaje de turistas extranjeros.

Tilcara en enero, es un destino anhelado por muchos turistas. No solo del Argentina, sino del mundo entero. Dado que el Norte argentino es conocido a nivel mundial.

Hemos accedido a un diario de turistas norteamericanos que expresaron sus vivencias en este relato.

"Nos bajamos de nuestro autobús y parecía que estábamos en una película. La ciudad parecía que el conjunto de una película occidental polvoriento y yo casi esperaba descubrir que los edificios no eran más que fachadas, la instalación de una cámara invisible. No teníamos camas reservadas así que vagamos por las calles en busca de vacantes, cargados como burros con nuestros paquetes. Un compañero agradable en un restaurante se ofreció a llevarnos a su hotel. Nos llevó casi justo fuera de la ciudad a un hotel abandonado cerca de las antiguas vías del tren. Aceptamos, feliz de haber encontrado un lugar para dormir.

Fuimos en busca de alimento, y encontramos comida tradicional andina en Lola Mora-sopa de maní y una ensalada fría de la quinua, maíz blanco, habas y queso de cabra. Era una extraña combinación de sabores y texturas. Nosotros no todos exclamamos con "mmm", pero nos fuimos contentos, "bueno, eso fue interesante."

Yo tenía mi corazón puesto en experimentar la música en vivo en una peña tradicional. El primero nos detuvimos en nosotros se dio la vuelta, ya que era demasiado lleno de gente, también, la música de la flauta pan peruano estaba convirtiendo el estómago de Dan. Me encanta la música de flauta, me recuerda a sábados por la mañana en el Mercado de San Lorenzo en Toronto;imagínate!

La próxima peña en Rincon del Colla se sintió mucho más auténtico. Dos hombres en las guitarras clásicas y otro en la percusión cantaban canciones populares de Argentina como nos sentamos deje llevar por un sueño por la música y el ambiente.

Entonces, las luces se apagaron. Un apagón había caído sobre la ciudad, pero los músicos seguido desempeñando. Ellos jugaron y jugaron. Un generador de encendido y una luz iluminó el restaurante. Por último, nos despertamos de nuestra ensoñación darse cuenta de que teníamos que caminar hasta el borde de Tilcara en completa oscuridad. Guiados por una luna muy brillante, cruzamos un puente, paseamos más allá de las viejas vías del tren y, finalmente, llegó a nuestras camas satisfechos con nuestro gusto sumario de este lugar encantado.

Por la mañana, pasamos unas horas explorando la ciudad, disfrutando de un pintoresco paisaje que nos ofrece ahora la luz del día."

Pucará de Tilcara