Frente a la pasarela que balconea al glaciar Perito Moreno, un ruido como de trueno de inminente tormenta eléctrica paraliza a los visitantes. Se quiebra un bloque de la pared frontal que mide unos 40 metros de altura y desmorona en cámara lenta. Cae como un edificio que implosiona, se hunde en el lago y emerge a propulsión con chorros de agua y trozos de hielo que vuelven a descender en lluvia elíptica como de una fuente. Luego la quietud y el silencio que envuelve la inmensidad y mejestuosidad de 250 kilómetros cuadrados de hielo atrapados entre dos cordones de la Cordillera de los Andes en el lago Argentino. Todo a escasos metros de uno.
El bloque desprendido podría tener unos 500 años y es parte del espectáculo único en el mundo al que cualquier persona puede ser testigo desde tierra, a pie y a corta distancia cualquier día. Esas son las características que hacen más famoso al Perito Moreno, entre los 300 que componen el campo glaciar en Santa Cruz; de los de Chile al otro lado de la cordillera y los del resto del mundo. Para contemplar los demás o inclusive hacer trekking es necesario acceder con embarcaciones.
El bloque desprendido podría tener unos 500 años y es parte del espectáculo único en el mundo al que cualquier persona puede ser testigo desde tierra, a pie y a corta distancia cualquier día. Esas son las características que hacen más famoso al Perito Moreno, entre los 300 que componen el campo glaciar en Santa Cruz; de los de Chile al otro lado de la cordillera y los del resto del mundo. Para contemplar los demás o inclusive hacer trekking es necesario acceder con embarcaciones.
Una excursión contratada con guía parte a las 7.30 de la mañana desde El Calafate, cuando aún no amanece. El sol comenzará a asomar en el trayecto de los 80 kilómetros de la Ruta Provincial 11. Un mirador sobre la bahía Redonda, que se nutre de las aguas del lago Argentino, será propicio para las primeras fotos con la cordillera como marco.
Se llegará al arco de madera que marca el ingreso al Parque Nacional Los Glaciares; desde allí serpentea un tramo de 30 kilómetros que entre árboles autóctonos permite espiar pedacitos del Perito Moreno hasta llegar al sitio de acceso a las pasarelas. Hay un bar restaurante que a la vez cumple la función de parador. Ahí dentro hay un ventanal enorme con vista panorámica y cercana al glaciar: es la primera imagen cara a cara que se tiene con el macizo de hielo. Si esa visión deja boquiabierto, el recorrido por las pasarelas quitará el aliento ante lo majestuoso de un escenario natural.
La ciudad de El Calafate propone además otras actividades por esta época, que constituye la temporada baja hasta octubre. Por ejemplo, las de nieve en el Calafate Mountain Park, que van desde esquí hasta culipatín en trineos, pasando por motos. El sitio es apto para no avezados y sobre todo para el juego en familia con la nieve, entre las geoformas que se levantan allí y las cuevas que usaron los tehuelches. Hay un refugio de montaña donde se puede tomar un chocolate caliente o almorzar minutas. También mesas al aire libre para hacer picnic. El parque de nieve abarca 1.000 hectáreas dentro de la estancia Anita, ligada a la historia argentina porque allí tuvo origen lo que derivó en la llamada Patagonia Rebelde.
Un paseo didáctico y recreativo está dado por Glaciarium, el centro de interpretación que se ubica sobre un acantilado y que a través de distintas salas acondicionadas con luz azul y sonido envolvente como si se estuviese en una cueva de hielo, y la proyección de dos documentales espectaculares, enseñan acerca del origen y evolución de los mares y hielos continentales. También, dentro del museo, está el Bar de Hielo (fue el primero de este tipo en la Argentina): una divertida propuesta que se parece bastante a estar dentro de un freezer gigante a temperatura constante de -10°, donde las mesas, sillas, cuadros, adornos, paredes, barra y hasta los vasos son de hielo. Se toman tragos y el tiempo máximo de permanencia es de 25 minutos, incluído el barman.
Una excursión muy recomendada es la llamada Experiencia Glaciares Gourmet: durante 6 horas de navegación por el brazo Rico del lago Argentino a bordo de un crucero pequeño abarca los glaciares Upsala y Spegazzini (una mole con paredes que miden hasta 135 metros de altura), decenas de témpanos que pasan a corta distancia, descenso con mini trekking en Puesto Las Vacas, y un almuerzo a bordo degustando la gastronomía típica como salmón y cordero. El paraje donde se desciende queda dentro del Parque Nacional Los Glaciares y lo único que hay es una casa de madera en medio del bosque como de cuento infantil, donde vivió un finlandés de nombre Harry Hilden, con su esposa y un hijo. El hombre se dedicó durante 6 años a atrapar las vacas salvajes de la zona para comercializarlas en El Calafate. La muerte trágica de su hijo hizo que abandonara el lugar pero dicen, ya viejito, Harry –suerte de hombre lobo- sueña con volver a su refugio solitario.
Si se trata de precios, Gabriel Cornide, secretario de Turismo de El Calafate, destaca que “esta es la temporada más propicia, la baja que incluye el mes de septiembre completo, porque las tarifas son más reducidas en todas las prestaciones. Luego, en octubre, comienza nuestra temporada alta que se extiende hasta abril y las tarifas se incrementan un poco. De todos modos, hay que erradicar el concepto de un destino para una elite. El Calafate tiene unos 25 mil habitantes y 7.300 camas que van desde hoteles 5 estrellas hasta hostels. Y también camping. En gastronomía igual: desde restaurantes gourmet hasta pizzerías. Y sino, la opción para cualquier paseo o excursión de llevar la vianda. Es decir, existen alternativas para que cada bolsillo se acomode a posibilidades y gustos”.
“De todos modos, cabría preguntarse, qué es caro” –desafía Cornide-: “Uno puede sentarse en un banco de la pasarela frente al glaciar a comer un sandwich que llevó en la mochila. O pagar $200 por un menú de entrada, plato, bebida y postre en el restaurante frente al ventanal panorámico, a metros del Perito Moreno y enfriar la bebida o un whisky con hielo del glaciar. ¿Es caro? ¿Cuánto vale eso?”.
La respuesta vale una reflexión casi metafísica: hay cosas que son difíciles de cuantificar en dinero. Como sea, se trata de un imprescindible a la hora de hacer una lista de pendientes por visitar.
Desde Córdoba: Patricia Veltri
Imágenes de Guia de Turismo en el Calafate
Fuente: HotNew
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